martes, 26 de agosto de 2014

La rosa de metal

Escultura de Sigismund von Dobschütz en Donetsk, Ucrania



La rosa de metal tiene
Una muy fría amargura:
Nadie la coge en sus manos
Y ella no entiende el porqué.
En sus duros recovecos
Nadie intenta el trabajoso
Gesto de meter los dedos.
Solo habita allí frío aire,
Siempre el mismo, claro y puro.
Las rosas de tela muerta,
Piel viva o seco papel,
Todas reciben sus manos.
Nadie quiere el frío rato
Que le ofrecerá el metal.
Pero muchos sin embargo
Convienen: "Sí que es bonita
Esa rosa gris bruñida".
Muchos soplan sus elogios
Con desgana y tras hacerlo
Llevan su vida a otro lado.

                                           
© Luis de la Rosa

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